Una cloaca más se destapó: mujeres hispanas, la mayoría mexicanas, han sido sometidas en Estados Unidos a cirugías innecesarias y a algunas las han dejado estériles.
Una valiente enfermera fue quien hizo la denuncia hace un par de meses: mujeres detenidas en un centro de inmigración eran sometidas, bajo presión y con engaños, a cirugías de carácter ginecológico y a algunas hasta les extirparon su matriz, lo que las ha dejado sin la posibilidad de procrear.
El lugar donde esto ocurre es en el Centro de Detención de Irwin, en Georgia, y poco a poco van saliendo a la luz los casos en que las primeras en denunciar han sido ciudadanas mexicanas.
Y por si no fuera poco el periplo que sufre la mayoría de las mujeres para llegar hasta la Unión Americana, cruzando la frontera con todos los peligros que ello implica, ser detenidas por “La Migra”, incomunicadas, son vejadas hasta la ignominia, pues aprovechan en ese centro que ellas no dominan el idioma y bajo presión las obligan a autorizar los procedimientos quirúrgicos.
Estas operaciones por supuesto que dejan un gran beneficio económico a quien las realiza, pues las primeras investigaciones arrojan que un médico, ya identificado, con la complicidad de enfermeras y por supuesto de custodios, les inyectan sustancias a las mujeres para que presenten sangrados y así hacer necesarias las cirugías, por las que obviamente facturan y cobran al Gobierno del todavía presidente Donald Trump.
La mayoría de las víctimas son mujeres jóvenes, en edad de procrear, lo que evidentemente no les importa, ni les interesa su bienestar a estos pseudo profesionistas, en los que caen en sus garras, siendo obligadas a aceptar algo que no conocen, y todo por dinero.
Nada más empezar a conocerse estas violaciones a los derechos humanos, en Estados Unidos cientos de personas han levantado la voz para exigir justicia, pues no es posible que por intereses económicos les arruinen la vida a estas mujeres que casi siempre por necesidad buscan llegar a suelo estadounidense para alcanzar el mal llamado “sueño americano”, que más que “sueño” termina siendo una horrible pesadilla.
No se vale que estas mujeres que dejan tras de sí su país, sus familias, sus hogares, caigan en manos de mercenarios de la salud que violentan todos sus derechos como seres humanos.
Esto que se avecina como un escándalo de grandes proporciones, ha obligado a las autoridades mexicanas a pedir cuentas claras al vecino país, pues es lo menos que deben hacer por sus ciudadanos que han caído en la desgracia en tierra ajena.