BUCAREST, Rumania (EL UNIVERSAL).- La espera terminó y para algunos una nueva vida comienza.
El Boeing 787-888 de la Fuerza Aérea Mexicana despegó ya de Bucarest, Rumania, cargado de (ahora sí con la cifra final y actualizada) 81 personas y una mascota, que salieron de Ucrania huyendo del terror que genera una guerra.
De lado quedan ahora el estruendo de las bombas que a algunos les hizo correr al búnker más cercano, al sótano de casa, a la estación del metro.
Con horas de camino en la espalda, lo que les tomó salir de un país en guerra, más otras tantas que tuvieron que seguir para llegar hasta la aeronave, este vuelo fue abordado por 73 personas de nacionalidad mexicana y/o familias mixtas, y 8 ciudadanos que su país de origen y destino final es otro.
Se trata de 44 que son de México: 23 hombres y 16 mujeres; 28 de Ucrania: 23 mujeres y 5 hombres; 7 ecuatorianos: 5 hombres y 2 mujeres; un hombre peruano y un hombre australiano.
Además, en el vuelo viaja Ramona, una perrita de raza conocida como salchicha, cuyo destino final es Chihuahua, México.
Todas estas personas llegaron al Aeropuerto Internacional, Bucarest, Rumania a las 5:00 horas, algunos por su cuenta, otros a bordo de los autobuses que dispuso el gobierno mexicano a través de las embajadas.
El cansancio reflejado en su cara, la tristeza de dejar un país. Hubo que esperar. Hacer la fila para tener el pase que dio derecho a subir al avión.
Pero sus historias se mezclaron con las de cientos de personas que abarrotaban a esa hora de la mañana el aeropuerto.
Boleto en mano; se libró la entrada con el chequeo de máquinas de rayos x; se libró Migración y se entró al pequeño mundo en que se convierte un aeropuerto: comida por doquier; tiendas para comprar y que son libres de impuestos.
Pero a estas personas lo que les intereso es llegar a la sala 26, que es la que tocó para salir rumbo al avión.
A las 8:00 horas comenzó la revisión: welcome, bienvenido; bye, hasta luego, fueron las frases escuchadas finalmente.
Subieron a autobuses para llegar al pie del avión, ya era las 09:00 cuando se comenzó a abordar.
Ahora sí, la denominada Operación Rescate concretada en un 80% al menos para estas 80 personas y la mascota.
Ya Medio instalados en cada asiento, a la aeronave subieron la embajadora de México en Ucrania, Olga García Guillén, a quien un buen número de personas le gritaron: «¡gracias embajadora!» Y la llenaron de aplausos.
«El trabajo continúa», dijo por su parte el embajador de México en Rumania, Guillermo Ordorica.
Un retraso por la presencia de un banco de niebla hizo crecer la ansiedad, la nave no se mueve.
Por fin, a las 10:32 hora local, del jueves 3 de marzo, el avión mexicano comenzó a avanzar y despegó, comenzó a alejarse de la zona de conflicto.
A bordo, menores de edad, muy pequeños, que dejan escuchar sus ligeras voces en medio más un gran número de personas dormidas.
Se sirvió el desayuno: ensalada, pollo en muy finos y pequeños trozos; pan; agua o jugo. En algunas otras charolas: fruta; jamón con queso, pan, mermelada.
Fueron casi cuatro horas de vuelo para llegar a la primera escala: el aeropuerto Shannon en Irlanda. Así la primera parada de este grupo de personas que ya anhelan aterrizar en la Ciudad de México. Pero aún faltan varias horas y dos escalas más.