Madrid, 11 dic. (EFE).- Medio siglo después de documentar el mítico festival de Woodstock, el estadounidense Michael Wadleigh participa en la COP25 como colaborador de un canal de televisión y no parece impresionado por el empuje de los jóvenes ecologistas: «la generación actual no está tan comprometida».
Después de que Hollywood le encumbrase con un Oscar por «Woodstock, 3 días de paz y música» (1970), Wadleigh (Ohio, EE.UU., 1939) explica en una entrevista con EFE que cogió todo el dinero ganado en esta industria y fundó su propia radio, WXGR, en la que emite música «de verdad» y debate sobre los problemas del mundo actual, como la crisis climática.
La cobertura periodística le ha llevado a la Cumbre del Clima en Madrid, pero ha sido su formación como físico la que le ha permitido ofrecer conferencias para pedir «soluciones reales» a los problemas: «Deberíamos exigir que cada nación se adapten a las necesidades del problema, no podemos seguir hablando como si todas fueran iguales».
Dice que la edad le ha hecho incluso menos tolerante con «los eslogans bonitos de palabras vacías» y se desespera con las declaraciones tibias: «mucho decir que ‘No hay planeta B’ pero ¿entonces qué? ¡Eso no significa nada! Nos dicen que si cambia el sistema cambia el clima, pero nadie nos dice cómo cambiar el sistema, porque no conviene».
«Los países más ricos como Suecia, Noruega o Estados Unidos no quieren que se hable de las acciones concretas de cada país porque son los más contaminantes y como son los que financian esto, pueden decidir que no se hable de ello», critica duramente Wadleigh, que ofrece en sus charlas estudios con datos concretos sobre la problemática y sobre los problemas generacionales para encontrar soluciones.
«Hace cincuenta años había muchas más personas en la calle demostrando su compromiso. Eran millones de personas intentando detener la destrucción de la naturaleza», ha explicado Wadleigh con la nostalgia por una época en la que dice haber luchado «contra todas las injusticias», un espíritu que intenta mantener a sus más de 70 años.
A pesar de su confianza en el compromiso de su generación, cree que el problema es que los popularmente conocidos como ‘babyboomers’ «no han sabido adaptar sus protestas a la destrucción de la naturaleza y la emisión de gases de efecto invernadero».
Desde el viernes 15 hasta la madrugada del lunes 18 de agosto de 1969, la pequeña localidad de Woodstock, Nueva York, fue testigo de la consolidación definitiva de la contracultura hippie de los 60 con artistas como The Who o Jimmy Hendrix, que lanzó sus acordes de guitarra eléctrica al ritmo del himno estadounidense para protestar contra la guerra de Vietnam.
«El problema es que los músicos actuales no tienen un sentimiento verdadero por los problemas, por las ideas, nos faltan referentes como los que teníamos entonces», explica Wadleigh al recordar el himno del festival de Joni Mitchel que rezaba: «Estamos atrapados en el pacto con el diablo y tenemos que volver a los jardines».
Por eso hace un llamamiento al mundo cultural para que se generen «referentes que hablen de verdad, que se impliquen y que lo demuestren con su ejemplo».