No somos una sociedad en la que la cultura física tenga seguidores entre la mayoría, lo que desde antes de estos tiempos de peste ya nos tenía con graves problemas de sobrepeso y obesidad, pues la dieta mexicana tampoco es que sea la más recomendable para mantener la línea, un asunto que se ha agravado tras más de dos meses en que miles de adultos quedaron condenados al sedentarismo por el parón de la economía, la necesidad de confinarse en casa y el cierre de parques, gimnasios y clubes deportivos.
Se sabe que durante la contingencia los más se dedicaron sencillamente a estar sentados, a comer más para combatir la ansiedad y a beber en cantidades más grandes que las habituales, todo lo cual se traduce en un aumento de peso que, según los nutriólogos, va desde los 3 a los 5 kilogramos en promedio, un asunto grave de por sí, pero todavía más cuando se sabe que la obesidad es un factor de riesgo en aquellos que lleguen a contagiarse del coronavirus.
Una sociedad con altos índices de obesidad y sus males asociados, como la diabetes y la hipertensión, está menos protegida que una sociedad sana frente al potencial pernicioso del Covid-19, lo que nos debería obligar a todos, las autoridades por delante, a hacer algo para que ahora, en que los centros donde hacer deporte permanecen cerrados, por lo menos se haga consciencia de que lo menos que podemos es comenzar a la de ya a tener una dieta equilibrada para que la cosa no vaya a peor.